quinta-feira, 16 de abril de 2015

Histórica Cumbre de las Américas se abre con Cuba

El debate sobre la crisis en Venezuela pone en vilo la distensión abierta entre Estados Unidos y Cuba. Barack Obama y Raúl Castro se darán la mano y pondrán fin a la guerra fría en el continente

Bajo el lema ‘Prosperidad con Equidad’, hoy comienza en Panamá una histórica Cumbre de las Américas con 35 presidentes y jefes de Estado del continente, incluyendo Cuba, que fue marginada de las anteriores seis ediciones por no formar parte de la Organización de Estados Americanos (OEA). 

El apretón de manos entre el presidente de Estados Unidos Barack Obama y el mandatario de Cuba, Raúl Castro, se transformará en un hito que señale el fin de la guerra fría en la región en el marco de un proceso de distensión que acabará con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.

En esa línea de distensión, Obama afirmó ayer que el trámite para retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo está terminado, poco antes de su llegada a Panamá donde tendrá un encuentro con su par cubano, Raúl Castro. 

La "revisión ha sido completada" por el departamento de Estado, dijo el presidente estadounidense a los periodistas en Kingston, Jamaica, escala previa a su viaje a la Cumbre de las Américas que se celebra este viernes y sábado en Panamá.

De todas maneras, Obama descartó que la Casa Blanca recomiende "este jueves" la salida de la isla de esa lista, a la que ingresó en 1982. El "proceso está en camino", aseguró a la AFP en Washington una fuente del departamento de Estado.

Los expertos aseguran que la salida sería sobre todo "un gesto simbólico" en el proceso para normalizar las relaciones entre Washington y La Habana, iniciado hace casi cuatro meses.

Este acercamiento entre Washington y La Habana, inédito en más de 50 años, puede dar pie al inicio de un nuevo ciclo en las difíciles relaciones entre Estados Unidos y América Latina, bajo la premisa de un diálogo de “igual a igual”, dejando de lado las desconfianzas por el tradicional intervencionismo estadounidense y en el contexto de una retracción de la economía latinoamericana.

El reclamo venezolano

Pero la fiesta puede naufragar por Venezuela. Nicolás Maduro y Evo Morales impulsan una declaración explícita de la VII Cumbre de las Américas contra Estados Unidos por el decreto firmado por Barack Obama el 9 de marzo que declara a Venezuela una “amenaza a la seguridad nacional” estadounidense y establece sanciones contra funcionarios venezolanos involucrados en la violación de derechos humanos contra disidentes políticos.

Obama ya avisó que vendrá a la Cumbre con "un mensaje de diálogo", tras destrabar la enemistad con Cuba e incluso firmar un acuerdo con Irán. 

Pero deberá responder ante muchos países latinoamericanos, indignados por su decisión de declarar a Venezuela, principal benefactor económico de Cuba, como una "amenaza inusual y extraordinaria" para Estados Unidos.

En víspera del inicio de la Cumbre, el presidente Nicolás Maduro encabezará un acto en Caracas en el que recibirá 10 millones de firmas que pretende entregar a Obama para exigirle que derogue el decreto.
Tanto Caracas como Washington han bajado las tensiones. El Gobierno de EEUU reconoció en estos días que no cree que Venezuela sea realmente una amenaza, en tanto que Maduro dijo estar dispuesto "al diálogo".

Los expertos descartan que las asperezas entre Venezuela y Estados Unidos afecten las negociaciones entre Washington y La Habana.
Las relaciones entre Cuba y Venezuela con Estados Unidos tensan las calles en Panamá. Opositores y seguidores de los gobiernos de La Habana y Caracas han protagonizado empujones y acusaciones mutuas en pequeños mitines, protestas y foros paralelos a la Cumbre

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